jueves, 10 de junio de 2010

LOS ECOS ("Viento maldito")

Boreas de John W. Waterhouse



Absenta maldita de Rimbaud
que destilaste un día,
como la nieve manchada y cenicienta
de los bosques de Andersen.
(Sirenas desaparecidas,
hadas de azúcar
en la bajamar del sueño)
Los ecos de aquel grito
susurran en el aire
como el viento maldito del poeta,
y los paraísos marchitos
se arremolinan y se enturbian
como las hojas muertas del maldito Verlaine,
como pétalos helados,
como amores muertos...


Carmen Cabeza Martínez

4 comentarios:

  1. Carmen: Las hojas muertas se arremolinan como gritos que se han fugado, a la puerta de los sentimientos. Las hadas de azúcar se disuelven en los vasos de anís; Verlaine, maldito o Baudelaire, irrespirable, hacen daño.
    Pero los amores no mueren. Se renuevan o se olvidan. O se esperan. Y siguen llegando, siempre.
    Abrazos, amiga

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  2. Esme,tienes razón con Verlaine y Baudelaire, irrespirables ellos; su compañía hace daño, es un viento maldito, pero la musicalidad de Verlaine le salva de la quema, y algunos poemas de B. son casi sublimes sin interrupción o "îvres sans cesse", como él escribió. Pero los amores sí mueren, Esme. "porque el amor, cuando no muere, mata; cuando no mata, muere..." Lo cantaba Sabina hace unos años. O mueren o nos matan...
    Abrazos.

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  3. Viajando entre tus ecos me encontré con este sueño decadentista, y no puedo evitar decir que es esa autodestrucción de Rimbaud y demás compañeros de hadas y azúcares, ese veneno que emanan lo que los hace únicos y un canto a la vida más fuerte que cualquier otro.
    En cualquier caso, enhorabuena por ese genio desbordante.

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  4. Gracias, Zanat, por tus palabras. Estoy de acuerdo contigo: la autodestrucción y el veneno son fuertes, más intensos que cualquier otro filtro o sucedáneo, pero la vida te quema y el precio a pagar es muy alto. Eché un vistazo a tu recién inaugurado blog y me ha gustado mucho. Enhorabuena.

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