cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
"Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno."
Poema de LUIS ALBERTO DE CUENCA
Imagen de Francis van Hove
¡Anda, endecasílabos blancos! Buena idea esta de convertir en motivos de amor los pequeños detalles de la rutina diaria, y terminar el poema con algo excepcional contado como si fuera rutinario. Me gusta mucho, estupenda elección.
ResponderEliminarMe encanta encontrarme con gente que sabe tanto de lírica, porque no es habitual hablar de endecasílabos, heptasílabos, versos blancos, etc. Se nota que dominas la cuestión métrica, y eso no abunda. Muchas gracias por tu comentario. A mí también me gusta este poema de L.A. de Cuenca, poeta cultísimo, libresco, pero que sabe hacer poesía con lo cotidiano y aparentemente banal, como un desayuno.
ResponderEliminarEres sofisticada. En tus escritos. Y en los ajenos...
ResponderEliminarMe gusta muchísimo eso que dices...
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