martes, 27 de noviembre de 2012

Mar de violetas


Era otro cielo el que dormía
sobre mi manto de tierra.
Otro cielo
el que deseaba las flores
que había destrozado con mi boca.
Un cielo norte,
de horizonte blanco y nubes negras
sobre un mar ajeno de violetas.
Era otro cielo el que miraba
mi proyección sombría
y salpicaba, con su espuma,
los abrojos de mi sangre seca...

Carmen Cabeza Martínez

Cuadro de John Atkinson Grimshaw

4 comentarios:

  1. Leí el poema esta mañana. Me ha encantado su musicalidad y sus tonos neblinosos. La foto lo acompaña de maravilla. Curioso los vínculos que uno siente al leer o ver a los demás. En esta caso, más allá del bellísimo poema, me he sentido así con la foto: en breve colgaré una foto neblinosa en mi horizonte. Un abrazo, Carmen.

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  2. Hermoso y también inquietante. Todos aspiramos a otro cielo. Esperemos que no sea necesaria la muerte para encontrarlo.

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  3. Gracias, Índigo, por tu comentario. El poema es antiguo, porque hace ya dos o tres años que no escribo poesía, y saco del cajón cosas viejas para poner en el blog. Y respecto al cuadro, se lo debo a "Princesa nadie", la autora de un blog plásticamente perfecto, bellísimo, que hizo una entrada sobre ese pintor (John Atkinson Grimshaw)para mí desconocido hasta ahora. Me maravillan sus cuadros otoñales y melancólicos. Gracias de nuevo y un abrazo.

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  4. Muchas gracias por tu comentario, Rumeinia. El toque inquietante es debido a los ecos de palabras como destrucción,sangre, sombría, etc. Pero reconozco que no es nada calculado previamente; sale solo al escribir, sin más... Tiene que ver con lo irracional, que es mucho más interesante que lo racional y lógico...

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