martes, 2 de noviembre de 2021

Estoy junto a tu oído sin ser vista

Poema escrito por una mujer afgana. Recopila historias sucedidas a varias mujeres en Afganistán.


Estoy junto a tu oído sin ser vista.

Antes de la flagelación, me enterraron

en el barro hasta la cintura.

Cien veces y una, me golpearon con un bastón.

Por llevar burka,

el mullah se libró de ver mi sangre.

Cundo mi familia me llevó a casa

estaba inconsciente. Les habían prohibido

que buscasen tratamiento.

Cuando morí, a la mañana siguiente,

nadie se sorprendió. Sucedió tres días después

de mi decimoctavo cumpleaños.

 

Estoy junto a tu oído sin ser vista.

Cuando tenía catorce años

quería ser maestra. Recuerdo

reírme con mis amigas

camino a casa desde la escuela.

Recuerdo escribir poemas sobre el futuro,

soñando despierta en la ventana del cielo aterciopelado.

Imposible, entonces, creer lo que vendría.


 Cuando tenía quince años, vinieron.

Miedo. Hambre. Constante.

Mis hermanas y yo comíamos

lo que dejaban los hermanos. Poco.

Tres años. Mi hermana menor enfermó.

Mi padre la llevó al hospital,

pero le dijeron que la tirara.

Ella murió en la puerta.

Fue entonces cuando mi ira

nos puso en peligro a todos.

En su nombre, comencé una escuela secreta.

Para poder leer, para poder escribir,

cinco niñas y yo arriesgamos nuestras vidas.

Lo volvería a hacer.

 


Cuando entraron en casa para intimidarnos,

encontraron las pizarras de la escuela

escondidas detrás de mi cama.

Me llevaron ante el muláh y no dije nada.

Él sí dijo: cerró la puerta y me violó.

 

Estoy junto a tu oído sin ser vista.

La hambruna y la depresión

hacen que mis periodos sean escasos.

Por eso quizás no supe nada sobre el bebé al principio.

Mi tía tenía la hierba correcta

en una maceta escondida en su techo.

Se quedó mientras mi bebé se desangraba.

 

El mullah lo aprendió todo.

Anunció mi delito de haber tenido un aborto,

lo que demostró que yo era promiscua.

Mis crímenes encubrieron los suyos

y nadie podía hacer nada.

Solo rezar para que yo pudiera sobrevivir.

Estaba lista para partir.

 

Doce millones de años viviendo

junto a sus oídos sin ser vistas…

Las mujeres y las niñas que viven y vivieron

exigen tu indignación.

¡Levanta tu velo! ¡Abre tu oído!

3 comentarios:

  1. Este poema lo escuché en un recital sobre poetas afganas que hubo en Gijón hace unos meses. Fotografié el texto, terrible, porque lo que cuenta en sus versos está sacado de historias reales que sucedieron en Afganistán. He intentado buscar información sobre la autora en Internet y no me ha sido posible encontrar ninguna referencia sobre ella. Creo que murió o desapareció hace algunos años. Si alguien supiera algo, le agradecería mucho que compartiera la información. Gracias.

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  2. Es sobrecogedor. No sé nada de la autora pero lo que dice habla por sí solo. Abrazo grande, Carmen. Gracias por traerlo aquí.

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  3. La autora del poema es Sue o Susa Silvermarie (EE.UU.) militante proderechos humanos. Publicado en RAWA.org. Gracias por tu blog. Elisa

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