Daphne du Maurier (1907-1989) es una de la escritoras más populares del siglo XX. Procedía de un ambiente refinado: abuelo escritor, padres actores, educación exquisita. Se casó con un militar que llegó a ser héroe de guerra y recibió el tratamiento de Sir. Residía en el castillo de Menabille, fabulosa mansión en la costa de Cornualles que sirvió de escenario a alguna de sus obras. Allí tuvo a sus tres hijos. Escribió su primera novela a los 20 años.
martes, 16 de mayo de 2023
Daphne du Maurier (I)
Daphne du Maurier (1907-1989) es una de la escritoras más populares del siglo XX. Procedía de un ambiente refinado: abuelo escritor, padres actores, educación exquisita. Se casó con un militar que llegó a ser héroe de guerra y recibió el tratamiento de Sir. Residía en el castillo de Menabille, fabulosa mansión en la costa de Cornualles que sirvió de escenario a alguna de sus obras. Allí tuvo a sus tres hijos. Escribió su primera novela a los 20 años.
domingo, 9 de octubre de 2022
HAIKUS
Bajo las sombras,
embriagada blancura
de primavera...
Y tú callaste
ante tal desmesura...
Flor de cerezo
martes, 2 de noviembre de 2021
Estoy junto a tu oído sin ser vista
Poema escrito por una mujer afgana. Recopila historias sucedidas a varias mujeres en Afganistán.
Estoy junto a tu oído sin ser vista.
Antes de la flagelación, me enterraron
en el barro hasta la cintura.
Cien veces y una, me golpearon con un bastón.
Por llevar burka,
el mullah se libró de ver mi sangre.
Cundo mi familia me llevó a casa
estaba inconsciente. Les habían prohibido
que buscasen tratamiento.
Cuando morí, a la mañana siguiente,
nadie se sorprendió. Sucedió tres días después
de mi decimoctavo cumpleaños.
Estoy junto a tu oído
sin ser vista.
Cuando tenía catorce años
quería ser maestra. Recuerdo
reírme con mis amigas
camino a casa desde la escuela.
Recuerdo escribir poemas sobre el futuro,
soñando despierta en la ventana del cielo aterciopelado.
Imposible, entonces, creer lo que vendría.
Miedo. Hambre. Constante.
Mis hermanas y yo comíamos
lo que dejaban los hermanos. Poco.
Tres años. Mi hermana menor enfermó.
Mi padre la llevó al hospital,
pero le dijeron que la tirara.
Ella murió en la puerta.
Fue entonces cuando mi ira
nos puso en peligro a todos.
En su nombre, comencé una escuela secreta.
Para poder leer, para poder escribir,
cinco niñas y yo arriesgamos nuestras vidas.
Lo volvería a hacer.
Cuando entraron en casa para intimidarnos,
encontraron las pizarras de la escuela
escondidas detrás de mi cama.
Me llevaron ante el muláh y no dije nada.
Él sí dijo: cerró la puerta y me violó.
Estoy junto a tu oído
sin ser vista.
La hambruna y la depresión
hacen que mis periodos sean escasos.
Por eso quizás no supe nada sobre el bebé al principio.
Mi tía tenía la hierba correcta
en una maceta escondida en su techo.
Se quedó mientras mi bebé se desangraba.
El mullah lo aprendió todo.
Anunció mi delito de haber tenido un aborto,
lo que demostró que yo era promiscua.
Mis crímenes encubrieron los suyos
y nadie podía hacer nada.
Solo rezar para que yo pudiera sobrevivir.
Estaba lista para partir.
Doce millones de años viviendo
junto a sus oídos sin ser vistas…
Las mujeres y las niñas que viven y vivieron
exigen tu indignación.
¡Levanta tu velo! ¡Abre tu oído!
Poetas afganas
Homeira
Qaderi:
Escritora afgana que reside en Kabul. A mediados de agosto del 2021 escribió en Twitter una “Carta abierta dirigida a los escritores del mundo”.
“No puedo dormir.
Simplemente,
no puedo.
En mis
sueños me disparan en la cara,
la
destrozan.
Las
pesadillas de mi infancia
crecen
cada día…”
“Cada persona lleva un arma en esta guerra. La mía es mi pluma, la misma con que les escribo para que denuncien lo que está sucediendo en Afganistán.
Nuestros
niños duermen estos días en lugares inmundos, nuestras mujeres están dando a
luz en las calles, mucha población civil no tiene forma de escapar, así que
mueren en sus casas o son asesinados por la calle.
Nos
estamos acercando a un terrible final. Por favor, denuncien nuestra situación a
través de sus redes. Por favor, que esta tragedia humana no caiga en el olvido”
Nadia
Ghulam
Escritora afgana refugiada en España. Durante diez años se hizo pasar por su hermano muerto para poder trabajar y mantener de esta manera a su familia, formada solo por mujeres. Contó su experiencia en una novela.
“A las mujeres nos tratan peor que a un animal. Además, nos quitan toda la libertad. Si eres mujer no puedes salir de casa, ni trabajar, ni siquiera ir a un médico. Por eso yo me disfracé de hombre.”
En Afganistán se ejerce la violencia física sobre las mujeres, pero también existe una violencia emocional y psicológica que provoca heridas invisibles, heridas que no cicatrizan nunca.
“Estoy haciendo gestiones para sacar a mi familia de Kabul, porque en estos momentos no tienen servicios básicos, la mayoría de las tiendas están cerradas, no hay agua, ni electricidad… La situación es totalmente caótica”
Safia Siddiqui
Célebre poeta pastún y antigua parlamentaria afgana. Afirma que
“la poesía es la única forma de rebelarse. Un poema es una espada, un arma contra la sumisión, pero las mujeres arriesgan su vida cuando escriben. Existe una larga tradición de poetas mártires, suicidas o asesinadas por sus familias.”
Meena Muska
Es el pseudónimo de una muchacha que, como la mayoría, tiene que escribir poesía a escondidas y por eso se protege bajo un nombre falso.
“Soy como un tulipán en el desierto.
Me muero antes de florecer,
y el viento de las dunas se llevará mis pétalos.”
“El dolor aumenta
mientras mi vida disminuye.
Voy a morir con el corazón lleno de esperanza”
“Ojalá dios destruya a los talibanes y termine la guerra,
porque ellos han convertido a las mujeres afganas en viudas o prostitutas”
Cuando descubrieron sus versos, su familia rompió los cuadernos y le pegó una paliza. No se sabe lo que fue de ella.
Hakar tenía un año cuando los talibanes entraron en Kabul por primera vez, en 1996.
“Recuerdo que mi madre me compró un helado y fue azotada públicamente por destapar su rostro durante un par de minutos”
Nadia Anjuman
Poeta y periodista, En el año 2005 fue asesinada a golpes por su marido y la familia de este. Tenía 25 años. Acababa de publicar con éxito un libro de poesía testimonial: Flores de humo.
“El opresor me ha tapado la boca.
Tanto me da cantar que callar;
tanto me da morir que existir.
He nacido para nada”
Zarmina
Una joven poeta que se suicidó hace unos años también había sido castigada por escribir. De ella nos han llegado algunos landays (poemas cortos) Zarmina es la más reciente de las poetas mártires afganas. Ha habido cientos de ellas en Afganistán.
“Vivimos en una sociedad
donde el amor es un crimen.
¿Por qué los musulmanes
somos enemigos del amor?”
“Estoy gritando,
pero nadie me contesta.
Un día me van a buscar
y ya me habré ido de este mundo”
Fátima, estudiante de la universidad de Kabul:
“La miseria llevó a algunas mujeres viudas madres de familia a prostituirse en las condiciones más degradantes. Y a estas mismas mujeres luego las arrestaban y condenaban a muerte por lapidación. Su lapidación en espacios públicos, sobre todo en los estadios, se convertía en un espectáculo los viernes por la tarde. Esta es la verdadera cara del horror. Y temo que esta historia vuelva a repetirse ahora, en el año 2021.”
Harat, universitaria:
“Todo, todo lo que soñé, todo por lo que trabajé, mi dignidad, mi orgullo, incluso mi existencia como mujer, todo está en peligro. Puede que me suicide cuando los talibanes vengan a registrar mi casa. He hablado con mis amigas y esto es lo que todas, todas, estamos planeando hacer”
“Los talibanes te miran como si no fueras un ser humano normal, como si fueras una basura que debería tirarse. Así te miran en la calle” “No tengo nada más que decir. Sé que nos matarán”
lunes, 28 de junio de 2021
Cumpleaños sin memoria
Poema de Ángeles Mora
Ya sin ninguna coquetería,
se ignora en el centro de la foto.
La que fuera bella entre las bellas,
no se mira al espejo,
no sabe que la peinan.
La que siempre dispuso
el fluir de las cosas.
La que reía, la que cantaba.
La voz de la casa.
Voz perdida hoy
en los huecos de su memoria,
viva en la mía.
Ahí está, ausente
en el centro de la foto,
rodeada de sombras familiares.
Brillantes los ojos,
como brilla el olvido
contemplando
las velas encendidas de la tarta.
ÁNGELES MORA
domingo, 6 de junio de 2021
Borges: el olvido que seremos
Imágenes: Christian Schloe
sábado, 10 de abril de 2021
Palabras de agradecimiento
Gracias por el Premio de la Crítica de Asturias 2021 a mi novela Nunca fuimos Ingrid Bergman.
Quisiera iniciar estas palabras con un agradecimiento expreso a la entidad que organiza los premios de la Crítica, la Asociación de Escritores de Asturias; a su presidenta, Doña Esther García López, y, muy especialmente, a los miembros del jurado, por considerar que mi trabajo era merecedor de este galardón. También deseo felicitar a todos los premiados en las distintas modalidades.
Aunque he escrito anteriormente poesía y relato, creo que la novela es el género que mejor documenta la intimidad, la historia cotidiana, eso que Unamuno llamaba la intrahistoria, por eso escogí este género para escribir Nunca fuimos Ingrid Bergman.
Como autora, me interesaba recrear situaciones del pasado, hechos anclados en el olvido que no existirían a no ser que alguien los rescatara a través de las palabras. Considero que ese es el mejor motivo para escuchar, contar o escribir historias, algo que nos define como especie, porque un libro contiene a hombres y mujeres que nos habitan por dentro, que nos contienen a nosotros mismos y hacen que nos descubramos en ellos, aunque sean personajes ficticios.
Creo que en ese momento la literatura deja de ser algo
epidérmico y superficial, y cobra un sentido profundo. Es entonces cuando la
lectura remueve y engancha; deja de ser una
afición para convertirse en una necesidad.
Leer y escribir se parecen mucho al gesto de
abrir puertas y ventanas. Significa ventilar la casa, asomarse a otra realidad,
ser capaz de ponerse en la piel del otro… Gracias a la ficción hemos podido
asomarnos a las vidas de los héroes y antihéroes que habitan las páginas de nuestra historia literaria. Una frase de Rosa Montero explica
perfectamente esa insobornable necesidad de literatura: “Dejar de leer representaría
para mí la muerte instantánea, sería como vivir en un mundo sin oxígeno.”
Para terminar, me gustaría agradecer
a todas las personas amigas su ayuda en la consecución de este proyecto y, en
especial, a Juan Carlos, sin el que me habría resultado imposible escribir este
libro. Gracias también a mi madre, Carmen, que era una magnífica narradora y me transmitió, desde que era pequeña, su pasión por la
literatura.
Muchas gracias a todos.
Carmen Cabeza Martínez