viernes, 25 de febrero de 2011

SHANGAI



Kimono escarlata, de Stephanie Rew




Mientras la ciudad hierve


en roja ebullición de placeres oscuros,


una maraña de sombras


atraviesa la muralla prohibida.


Hay boas que se enroscan


alrededor se su cuello,


gusanos de seda que duermen


tras insondables fumaderos de opio.


Shangai arde en un fuego


con sabor a morfina,


entre negras semillas


de mágica amapola


y huesos triturados.


Hay un mar turbulento


que destila el insomnio,


un dragón amarillo,


de sopor insaciable,


que envenena a Shangai


y sus atavíos púrpura;


Shangai y sus ruiseñores muertos,


Shangai o el encanto irresistible


de las flores de loto...

2 comentarios:

  1. Qué atmósfera de fuego, prisiones y encanto adormilado...
    Preciosos versos, Carmen. Siento mucho tu ausencia mañana.
    Bsss

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  2. El poema fue un Shangai imaginario de sedas, loto y fumaderos de opio. Seducción y sueños de morfina... El recital de ayer, supongo que precioso. Siento no haber podido ir. Un beso.

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