Si
pudiera,
dibujaría
un paréntesis,
un
espacio que desafiara
la
dimensión mezquina de este desamparo,
esta
levedad insoportable,
la
infinita distancia que nos separa de Dios.
Si
pudiera,
haría
que tu boca – nuestras bocas-
trazaran
una helada copiosa y azul;
concebiría
un presente
quintaesencia
del sueño,
una
sucesión de eternidades
que
nos enlazara a través del tiempo…
Pero
ese poder no está a mi alcance.
Me
ignora. Me huye. Me desconoce.
No
he probado la quimera ni el prodigio,
ni
la extraña magnitud de los milagros.
Supongo
que crear no es lo mismo que creer,
y,
definitivamente,
la
fe no es algo que se pueda buscar.
Hay
que encontrarla, como un regalo, ante tu puerta.
Y,
a fin de cuentas,
ya
lo sabíamos,
nos
lo habían dicho más de mil veces:
la
fe no se alcanza a solas,
la
fe es un don de Dios.
Así es. Un don de Dios, sí. Por eso, como tú bien dices, es más fácil crear que creer. Creer solo se cree cuando se habla en lengua de dioses.
ResponderEliminarAbrazo.
Una lengua de dioses... ¡Qué belleza!
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Indigo.
Un abrazo