"En la India hay cerca de 45 millones de viudas condenadas al ostracismo, marginadas socialmente y sin recursos económicos. Más de la mitad son jóvenes de entre 15 y 19 años, sin ningún futuro. La mayoría son analfabetas que no conocen sus derechos y viven de la caridad.
Mohini Giri, una activista india y fundadora de un centro de acogida en Vrindavan, dijo en una ocasión: "Ya sean cultas o incultas, ricas o pobres, las viudas son estigmatizadas y viven como ciudadanas de segunda clase. No pueden tener propiedades y lo peor es que hay muchas mujeres en esta situación". Según la tradición hindú, las viudas no pueden ser tocadas, traen mala suerte y son una maldición. Las mujeres que pierden a sus esposos en este país asiático sufren una doble marginación: por ser mujeres y por ser viudas.
A unos cien kilómetros de Delhi, capital de la India, se encuentra la ciudad sagrada de Vrindavan, donde,

Ser viuda en la India significa estar muerta en vida, y así es como muchas de ellas se sienten. Después de la pérdida del esposo, pasan a pertenecer a la casta de los intocables, la más baja de la escala social. En ese mismo instante comienza su terrible condena: vestirán siempre de blanco con una pieza de tela sin coser, llevarán la cabeza rapada y lucirán una marca de ceniza en su frente. Les arrancarán los ornamentos, las despojarán de todas sus posesiones y de su estatus social, y comerán una sola vez al día. Además, serán repudiadas por su propia familia, y sufrirán todo este catigo únicamente por haber sobrevivido a su esposo. Aunque la ley prohibió el rito del sati, que las obligaba a inmolarse en la pira funeraria de sus maridos, muchas mujeres prefieren, incluso hoy, suicidarse antes que vivir como viudas y pasar a ser intocables".
Cristina Morató: Ser viuda en la India (mujerhoy.com, 28 de abril de 2012)