miércoles, 30 de marzo de 2011

Carnalidad

La carta (1976) de Fernando Botero





"Lo que más atraía a Kurt era, precisamente, lo que ella tanto se empeñaba en disimular. Debajo de una figura madura y bien torneada por atuendo y lencería, se debatían formas que, liberadas las sujeciones, escapaban a todo control: grandes y largos pechos todavía consistentes, que iban cada uno por su lado, amenazando llevarla tras ellos en la inercia de un bamboleo, tres o cuatro cinturas, sobrenadando el vientre tan pronto se sentaba, en las nalgas una morfología que nunca estaba quieta, una querencia de cornisa cayendo de las axilas a la cintura...
Mujer fumando de Fernando Botero



Pero era BELLA, el rostro preservaba todos sus equilibrios, y esa cierta desazón que mostraba hacia su cuerpo, como si estuviera pendiente en todo instante por aquello que se escapaba de ella, y a veces pareciera a punto de correr detrás, no hacía sino añadir interés. Y esto, aún antes de explorar los mil pliegues posibles, los hilos de humedad que se formaban, la potencia de un jadeo sobre anatomía tan inestable, la plenitud del descontrol en un cuerpo insumiso. Cuerpo de geometría variable, solía decir Kurt."



KURT K.






El texto anterior, titulado "Formas de ver las cosas", conforma un capítulo del libro Kurt, que ganó el XX Premio La sonrisa vertical de literatura erótica en febrero de 1998. Su autor, el asturiano Pedro de Silva, nacido en Gijón en 1945, es autor de varios libros de poesía, una obra de teatro, ensayos y las novelas siguientes: Proyecto Venus Letal (Júcar, 1989), Dona y Deva ( Alfaguara, 1995)... También colabora regularmente en el periódico La Nueva España y otras publicaciones.



viernes, 18 de marzo de 2011

Cabaret, la película




Ya tenía ganas de hablar de cine. En concreto, de una de mis peliculas favoritas, (para mí el mejor musical de todos los tiempos)... Brillante, irónico, mordaz, con una intensidad que le viene dada por la base literaria, ya que el argumento está sacado de la obra semi-autobiográfica de Chistopher Isherwood, más concretamente de su novela Adiós a Berlín, publicada en 1939. Isherwood viajó a Alemania en 1930 y allí trabajó como profesor de inglés. Conoció al novelista E.M. Forster, y entre otras muchas personas, a una mujer, Jean Ross, que le inspiraría el personaje de Sally Bowles en Adiós a Berlín, el libro donde se tratan las complejas relaciones de una serie de personajes marginales que viven, como pueden, sus desordenadas vidas como exiliados en un Berlín que asiste, incrédulo, al surgimiento del fascismo nacionalsocialista. El cabaret es un lugar de evasión donde la gente acude para olvidarse de la amarga realidad cotidiana: la inflación, el miedo, la xenofobia... Mientras tanto, el nazismo se está incubando, el "huevo de la serpiente" está convirtiéndose en un enorme engranaje de poder que ya ha dado muestras de su violencia. Christopher Isherwood abandonó el país en 1933 por sus diferencias con el régimen nazi y el temor a la persecución.


La mayoría de nosotros ha conocido Cabaret a través del cine, en la película del mismo título dirigida por Bob Fosse. El talento de Fosse unido a la impresionante actuación de Liza Minnelli en el papel de la cantante Sally Bowles, dio como resultado una de las mejores películas musicales de la historia del cine. Aparte de la calidad de la coreografía o la puesta en escena, contiene fragmentos de increíble tensión dramática. Una escena, por sí sola, merece el visionado de la película: tres de los protagonistas se encuentran de excursión en el campo, y se paran en una cervecería al aire libre a tomar algo. Hace sol, hay familias comiendo, un grupo de niños rubios... Todo resulta muy idílico. De repente, uno de ellos se levanta y empieza a cantar una melodía muy dulce, a la que, poco a poco, se van incorporando otras voces, las de otros niños y adultos del local, pero la cancion va cobrando un tono más violento, se convierte en un himno militar, el chico rubio extiende el brazo al frente esgrimiendo el saludo fascista y la cámara se acerca a su brazo mostrándonos la cruz gamada en su manga. Toda la escena está rodada de forma tan magistral que nos sirve para entender perfectamente el nacimiento del nacismo, sin falta de leer un libro de historia.

Cabaret es una película de importante trasfondo político, pero los números musicales son los que la convierten en algo espectacular. Canciones como "Willkommmen, bienvenue" o "Money, money", se siguen escuchando con el mismo placer de hace treinta años. La coreografía de "Mein herr", con Liza Minnelli y un ballet de chicas encima de una silla, se ha convertido ya en un clásico del cine. Cabaret nace como musical de Broadway en los años 60, para ser representado en el teatro y allí, en el escenario, es donde transcurre la mayor parte de la obra, en un local berlinés de poca monta llamado el Kit Kat club. Alli Emcee, el maestro de ceremonias, canta, baila y presenta el espectáculo con monólogos llenos de descaro y sarcasmo, pero la protagonista indiscutilble es Sally Bowles, la cantaste solista del club.



Corre el rumor de que cualquier actriz llegaría a matar por conseguir el papel de Sally Bowles... Sally adora los escenarios por encima de todo; es capaz de arrriesgar cualquier cosa con tal de actuar. Descarada, espontánea, llena de vida, transmite una contagiosa vitalidad. Perdedora en cada nueva relacion amorosa que emprende, conmueve por su inocencia a pesar de su promiscuidad, porque posee rasgos de ingenuidad infantil.
Quizá uno de los mejores momentos de la película lo alcanza Sally, (una magnífica Liza Minnelli en la película de Fosse), cuando canta "Cabaret", una canción de gran dificultad vocal, llena de contrastes, con una voz profunda y ancha en la que afirma, sin paliativos, que la vida es un cabaret sin fin...

"Start by admitting from cradle to tomb / isn't that long a stay /
life is a cabaret, old chum, / it's only a cabaret, old chum, /
and I love the cabaret!!"

Que traducido, aproximadamente, viene a decir: "Admitamos que, de la cuna a la tumba, el viaje se pasa en un vuelo... La vida es un cabaret, tío; no es más que un cabaret, viejo... ¡ ¡Y yo adoro el cabaret! !"
Sin duda, como dice Sally Bowles en su canción, la vida es un inmenso cabaret, un escenario interminable donde se representan a diario la muerte, el amor y la vida; donde cualquier director de escena daría a los actores la instrucción más importante: "Pase lo que pase, el espectáculo debe siempre continuar"

lunes, 7 de marzo de 2011

Carnaval



La negra capa de la noche del martes,

trepidante de arlequines

y tocados escarlata,

ondea tras los rizos de barroca belleza,

resuena entre tambores

como la luz de serpentina

que brillaba en sus caras,

o el vívido carmín de aquella boca

que al viento iba besando

un antifaz desconocido.



El carnaval se retuerce por las callejas

como un largo dragón de púrpura,

damasco y seda disfrazada.


Ritos paganos de anticipada primavera,

fuego de máscaras

que de la tierra brotan, sin tregua.



Algo muy grande se avecina,

una naturaleza salvaje se avecina

que arrollará los hielos de las cumbres

en un fogoso torrente.


Un inmenso placer,

un desorbitado placer ha de seguir

a la incipiente cuaresma...