jueves, 30 de octubre de 2014

MIGUEL ÁNGEL P. MOLINA





Yo amontoné el tiovivo de los besos
en la palma de tu mano.
Puse una estrella circular
alrededor de tu pelo
y recibí en mi pecho
mordiscos de perlas.
Del desván caía un pedazo de luna.
Cuarto creciente en el patio de luces,
pétalo de papel en mis talones,
veneno en estas hojas
que me dejan exhausto,
la enorme amenaza de Saturno
pendiendo allá arriba,
mientras intento sobrevivir
al vuelo de Ícaro,
refugiado en el viejo sueño del hombre
de conquistar espacios infinitos
bajo el vértigo de tu nombre.
Me cubriste un instante
con la lisura de tu pelo
y entonces recordé
que no soy de tu mundo.
Pero no me importa.
Acepto el desafío.
Seré un poco suicida
y desearé tu cuerpo...

Miguel Ángel Pérez Molina  (1962 - 2014)




jueves, 18 de septiembre de 2014

POEMA DE ESMERALDA MARTÍ

Aquella casa...
¿Dónde  quedaría la tiza sobre la pared,
los trazos de la tinta principiante
en el cuaderno de dos líneas?

¿Dónde los pies descalzos?

¿Y los pensamientos  adultos de la edad temprana?

La pluma se mezclaba con las telas,
juguetes desaparecidos,
ilusión, zapatos altos, vida fuera de...

Aquella casa...

¿Dónde fuiste tan lejos,
dónde tanta ola, tanto surco inabarcable?

Te ibas alejando.

No sabías cuánto llegaría a dolerte luego.

jueves, 5 de junio de 2014

LA RAÍZ




Desarraigada.
Sin centro.
Con la raíz perdida
en el viento maldito de los sueños.
Habitando el cuerpo de una extraña.
Desencarnada.
En la tierra de nadie.
Una vorágine de viento
inmaterial y transitorio.
Enemiga que declara la guerra
hacia sí misma
y se aleja del núcleo,
sin retorno,
desconociendo el alba,
desconociendo el vientre
cóncavo del mundo...

jueves, 17 de abril de 2014

Poema de L.M.Panero

 



                                              
  A MI MADRE
                                         
 (Reivindicación de una hermosura)
 
Escucha en las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que solo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con
empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)


Leopoldo María Panero: Poemas del manicomio de Mondragón  (1987)

Imagen: Rafal Olbinski

martes, 25 de febrero de 2014

Poema de Silvia Ugidos




                                                                        TRAZADO URBANÍSTICO
Como cualquier ciudad
nosotros también escondemos
turbios itinerarios, edificios ruinosos,
oscuras callejuelas de rencor o deseo,
arrabales de miedo o parques para el amor,
rincones en penumbra donde ocultar secretos,
plazas que nunca visitamos
y aburridos museos donde exponer recuerdos
que a nadie le interesan.
A nosotros
también nos habitan ciudadanos terribles,
funcionarios del tedio,
mensajeros en moto llevándose muy lejos
el paquetito -primoroso y con lazo-
de los remordimientos.
Viajeros que cruzan
con sus maletas camino de otros cuerpos
y sobre todo
transeúntes ajenos a nuestra propia voluntad,
incívicos y tercos;
tienen nombres ridículos
como los sentimientos amor, rencor o miedo
y especulan -como vulgares comerciantes-
con el precio
por metro cuadrado de nuestro corazón.

Poema de SILVIA UGIDOS
Imagen: Jacek Yerka

jueves, 9 de enero de 2014

Poema de ANA ROSSETTI

 


 IV
Apoyar la frente enfebrecida en la nublada celosía del confesionario. Enumerar los inasibles recorridos de la serpiente. Buscar un nombre para hacer cada crimen discernible. Dibujar las noches; las llagas de las paredes encaladas en las oscuridad, brillando; los colibríes enzarzados, enredando sus lenguas de pistilo bajo los rígidos almidones de mis tocas. Apoyar la frente. Abandonarse. Sentir cómo el anillo que atenaza mi corazón se me resbala por el pecho como un crisantemo decapitado.


Texto de Ana Rossetti (Virgo potens, 1994) 
Imagen: Lady Lilith, de Dante Gabriel Rossetti