sábado, 23 de abril de 2011

Poema de Carmen Gómez Ojea

ENCENDED VELAS

El verde sínople que conocimos,
las nubes nómadas,
la cántiga de amor del mar,
las piedras, el sol del cementerio,
la plata de baba de caracol
en la tapia del paraíso,
el agua de los charcos de abril pascual
me dan ganas de arrodillarme,
de llorar,
pedir perdón
a las que entonces no podían ver más que un camino oscuro,
un cielo quieto, sin pájaros ni cirros,
un mar muerto, rocas peladas,
hipogeos sin luz,
tierra seca
y la seda cruenta de las banderas airadas de la paz.
Al anochecer, cuando bajéis las persianas
o debáis pulsar los interruptores de la luz,
en esa hora de penumbra
en que las camas se abren como flores,
en ese momento extraño de silencio y cantos de madera

que es para las mujeres algo así

como perdonarse arrugas y encontrarse bellas

en el espejo del pasillo asaltado por la noche,

encended velas,

quemad cirios,

y veréis hermanas, ojos, pupilas, miradas

de cuantas nos abrieron caminos a este mundo,

de las que fueron barqueras

que en sus lanchas nos llevaron

a la orilla de esta playa,

y entenderéis con emoción y orgullo

la historia de coraje y de renuncias,

valentía, dudas,

dolor, gozo

que seguimos tejiendo quienes no esperamos

el regreso salvador de los Ulises.

Carmen Gómez Ojea



Carmen Gómez Ojea (Gijón, 1945), ha obtenido prestigiosos premios literarios, como el Nadal por Cantiga de agüero (1982), el Tigre Juan de novela por Otras mujeres y Fabia (1981), el Carmen Conde de poesía por En la penumbra de Cuaresma (1993), y muchos otros... Casada y madre de seis hijos, Carmen escribe desde que era una niña, y lo hace con la pasión y la fuerza de una letraherida marcada por el amor incondicional a las palabras. Autora de poesía, novela, narrativa infantil y juvenil, relatos, artículos de opinión..., es colaboradora habitual del periódico La Nueva España. El poema anterior forma parte del libro Apostasías, publicado en formato digital en Bubok.com.


martes, 12 de abril de 2011

EL BAILE


Encalada espuma,
alta cumbre rizada

que se derrama en un grito del baile,

en acordes que huelen a vértigo,

a éxtasis de manos,

brazos, caderas

que desnudan las voces

hasta el desgarro.


Majestuosos,

los cuerpos se yerguen,

caracolean,

construyen arabescos,

cascadas luminosas

de belleza sin tacha...


La noche, de múltiples labios,

devora cada gesto

con avidez de amante,

moviéndose a destajo

hasta el paso más álgido,

hasta esa cadencia

que desafía a la muerte:

el vacío final ignorado

en un desprecio insólito...


Carmen Cabeza

martes, 5 de abril de 2011

CIUDAD

Foto: Laura Rivera


Desde tu cuerpo,


nieve enclaustrada

en agitar loco de zapatos

que devoran kilómetros

y cigarrillos

mientras bebes

leche envenenada

en las ubres enfermas

de esta ciudad,

y un tedio insoportable

ahuyenta tus sueños

y te destroza,

rasgándote a pedazos,

como lobos

hambrientos

que te acechan...



Carmen Cabeza