martes, 27 de diciembre de 2011

Viaje a Granada (II)

Los muros de la Alhambra están repletos de decoración caligráfica, escrituras cursivas y cúficas que contienen versos del Corán, panegíricos que ensalzaban a los reyes nazaríes y también poemas completos, qasidas que circundan las tazas de las fuentes o forman parte de la ornamentación de las salas. Podemos encontrar poemas epigráficos en los arcos de la fortaleza, en las hornacinas paracticadas en sus muros, en las puertas de entrada a las habitaciones, en las fuentes de los patios... La Alhambra no es solo una arquitectura silenciosa; sus muros hablan y cantan, constituyen un goce estético para los sentidos y un mensaje cifrado para el visitante.

En los textos que siguen podréis encontrar, en primer lugar, un extracto del poema grabado en el borde de la fuente de la Lindaraja (o Daraxa) que fue escrito por el poeta árabe Ibn Zamrak; tras él, un extracto del conocido poema de Rafael Alberti Balada del que nunca fue a Granada, que contiene una clara referencia a la muerte de García Lorca; por último, el poema del argentino Jorge Luis Borges titulado Alhambra, que está grabado en un muro de reciente construcción adosado a una de las modernas entradas del conjunto arquitectónico (la del Generalife)


Patio de la Lindaraja


... Soy un orbe de agua
que se muestra diáfano y transparente,

un enorme océano de mármol escogido
cuyas aguas,

en forma de perlas,

corren sobre un hielo

primorosamente esculpido...

...También soy una concha,

y las gotas son perlas

semejantes a las joyas

que un artífice colocó

en la corona de Ibn Nasr...


Ibn Zamrak


Carlos Becerra Photographs


Mi cabeza cana, los años perdidos.


Quiero hallar los viejos, borrados caminos.


Nunca vi Granada.


Dadle un ramo verde de luz a mi mano.


Una rienda corta y un galope largo.


Nunca entré en Granada.


¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?


¿Quién los claros ecos libres de sus aires?


Nunca fui a Granada.


Hay sangre caída, sangre que me llama.


Sangre por los mirtos y aguas de los patios.


Nunca vi Granada.


Del mejor amigo, por los arrayanes.


Sangre por el Darro, por el Genil sangre.


Nunca entré en Granada...

Rafael Alberti



ALHAMBRA


Grata la voz del agua

a quien abrumaron negras arenas,

grato a la mano cóncava

el mármol circular de la columna,

gratos los finos laberintos del agua

entre los limoneros,

grata la música del zéjel,

grato el amor y grata la plegaria

dirigida a un dios que está solo,

grato el jazmín.

Vano el alfanje

ante las largas lanzas de los muchos,

vano ser el mejor.

Grato sentir o presentir, rey doliente,

que tus dulzuras son adioses,

que te será negada la llave,

que la cruz del infiel borrará la luna,

que la tarde que miras es la última.


Jorge Luis Borges

sábado, 10 de diciembre de 2011

LA DALIA NEGRA (I)

Mia Kirshner como la Dalia negra

La película de Brian de Palma está basada en el libro homónimo del escritor estadounidense James Ellroy, quien, a su vez, se inspiró en una historia real: el asesinato de Elizabeth Short en el año 1947. Ellroy estaba fascinado por el caso de Betty Ann Short porque su madre también había sido asesinada. Entonces, el escritor tenía diez años. Según sus propias palabras:


"Elizabeth Short y mi madre comenzaron a unirse en mi memoria"


"He pasado cinco décadas en busca de una mujer a fin de destruir un mito"


La madre de Ellroy, Geneva Hilliker, fue víctima de violación y asesinato en la ciudad de Los Angeles, constituyendo un caso que nunca fue resuelto, como el de la dalia negra.


James Ellroy



Ellroy publica su primera novela a los treinta años. Hasta entonces, su vida había sido una especie de vagabundeo a través del alcohol y las drogas. Tras su recuperación, empieza a escribir novelas policíacas. En 1985 escribe La dalia negra, en un intento de relacionar el asesinato de su madre y el famoso caso que tanto le había obsesionado en su juventud. En 1996 publicó Mis rincones oscuros, un relato autobiográfico sobre el asesinato de su madre y la reinvestigación del caso que él mismo reabrió e investigó en 1994, pero que nunca fue resuelto.


Portada de la novela

Espléndida novela llena de desesperación e intensidad. Forma parte del Cuarteto de Los Ángeles, compuesto por cuatro volúmenes, uno de ellos el famoso L.A. confidential, muy conocido por su adaptación cinematográfica. Ellroy refleja en su novela un panorama implacable donde reina la corrupción, la crueldad y la desesperanza: la cara oculta del glamour hollywoodiense, una historia sórdida que tiene lugar en los estercoleros del sueño dorado americano.



Elizabeth Ann Short (1924-1947)

Nació el 29 de julio de 1924 en Massachussets, la tercera de cinco hermanas. Su padre abandonó el domicilio conyugal cuando ella tenía seis años. Desde que era pequeña, Betty sintió una fascinación especial por el cine; varias veces a la semana iba al cinematógrafo. A los 19 años decide trasladarse a California, donde vive varios meses con su padre, con el que la convivencia se hace insoportable. Acaba dejándolo y, a partir de entonces, cambia varias veces de domicilio. Fue arrestada en Santa Bárbara por consumir alcohol (en aquella época, en USA, la edad legal para beber alcohol era de 21 años) Mantiene una relación con un piloto, Matt Gordon, con el que va a contraer matrimonio, pero antes de la boda él muere en un accidente de aviación. Destrozada, se denomina a sí misma "viuda de guerra" Después, vuelve a California.



Retrato de Betty Short


La llamaban la Dalia negra por su melena oscura y el color de sus vestidos, que contrastaba con la piel pálida y los ojos azules. Otros dicen que Dalia negra fue un término acuñado por los periodistas tras la aparición del cadáver, sin duda influenciados por la película La dalia azul, de George Marshall, estrenada el mismo año e interpretada por la célebre Verónica Lake. Betty Short quiere ser actriz. Sale mucho, frecuenta los bares y restarurantes a donde acuden personas relacionadas con el espectáculo... Fue vista por última vez en el vestíbulo del hotel Biltmore, el 9 de enero de 1947. Seis días después, encontraron su cuerpo abandonado en un solar de Los Ángeles, horriblemente mutilado, partido en dos, seccionado por la cintura, eviscerado... Los forenses aseguraron que había sido torturada durante varios días.


LA DALIA NEGRA (II)

Al cumplirse sesenta años del horrible asesinato de Elizabeth Short en la ciudad de Los Ángeles y veinte después de la publicación de la novela de James Ellroy, la película de Brian De Palma fue estrenada en el festival de cine de Venecia (septiembre del 2006)

El visionado del film dejó fríos a la crítica y al público, por su argumento embrollado en exceso y una trama ininteligible, confusa, llena de cabos sueltos. Se la ha tachado, entre otras cosas, de ser un thriller excesivamente visual, con una fotografía espectacular pero muy poca intensidad dramática: "De Palma no pilla la esencia de Ellroy. (...) un filme correcto, pero que no alcanza la intensidad narrativa de las novelas del escritor." (Carlos Boyero, El Mundo)



Los policías Bleichert y Blanchard



El detective Bucky Bleichert y su compañero Lee Blanchard serán los encargados de investigar el asesinato de la Dalia Negra. Ambos policías sentirán una obsesión enfermiza por el caso, y su investigación les llevará al submundo de Hollywood, en un sórdido entramado de corrupción, violencia y sadismo.

En algunas secuencias, la escenografía se acerca al expresionismo alemán: el rostro deformado de la asesina, el cabaret de lesbianas, la muerte de Blanchard... Pero a pesar de un vestuario y una ambientación que rozan lo memorable, existen fallos en el apartado interpretativo, como la hiperactuación caricaturesca de Fiona Shaw o la falta de expresividad en la interpretación de Josh Hartett y Scarlett Johanson.


Mia Kirschner


Lo mejor de la película es la interpretación de Mia Kirschner, impresionante en su papel de la Dalia Negra, el personaje mejor perfilado de la cinta. Las grabaciones en blanco y negro de los castings de Short muestran su desesperación de aspirante a llegar a ser una estrella de Hollywood, los sueños de celuloide que, en su caso, iban a convertirse en una historia de terror. Mia Kirchner, a pesar de que aparece únicamente en los trailers que revisa Bleichert en el curso de la investigación, consigue crear un personaje convincente, frágil, vulnerable...


Scarlett Johannson como Kay Lake

lunes, 21 de noviembre de 2011

Sueño



Soñaba en un mar gris

como este mar de hoy.

Soñaba con Grecia,

con otro brillo azul

-acantilados y rocas salvajes

sobre el mar-

Soñé una perrita blanca

sobre la arena de la playa.


Herida por las rocas,

soñaba

un abrazo profundo

ente este mar,

en esta tarde,

con este grisáceo desencanto...




Poema de Carmen Cabeza

Cuadro: La cometa, de Charles Sims

jueves, 10 de noviembre de 2011

Poema de Carmen Gómez Ojea



En los versos de todos los poetas han crecido las

flores.

Mis poemas son tierra negra pisoteada por caballos

hunos.

Criaturas malsanas viven bajo ella, despedazándose

feroces y ciegas,

insectos y criptógamas se matan guerreando en mis

palabras

que odian la dulzura,

porque después de los campos de exterminio,

del regreso de los mortales nazis

acéfalos de cráneos pelados,

asesinos de pobres,

de las bosnias violadas,

de los niños que revientan de hambre y de sed en

Somalia,

de los opulentos que fallecen de sobredosis de colesterol,

hierba de Nicot, alcohol y exceso de proteínas,

después del llanto de israelíes judías, isralíes

palestinas

por los hijos de su dolor, todos muertos,

después de esa verdad terrible de que los huracanes,

las aguas iracundas y la tierra airada

sólo son verdugos de los parias y sus miserables

enseres,

escribir debe ser un acto subversivo,

y la poesía, una flor de cuchillo

que impida el escándalo repulsivo

del nacimiento de las rosas.


Carmen Gómez Ojea: En la penumbra de cuaresma (1993)

Cuadro de Paul Nash: We are making a New World (1918)

miércoles, 26 de octubre de 2011

Negra sombra

Laurel Burch: Self portrait (1999)

Cando penso que te fuches,

negra sombra que me asombras,

ó pé dos meus cabezales

tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,

no mesmo sol te me amostras,

i eres a estrela que brila,

i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas,

si choran, es ti que choras,

i es o marmurio do río,

i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,

pra min i en min mesma moras,

nin me abandonarás nunca,

sombra que sempre me asombras.


Rosalía de Castro, Follas Novas (1880)



Cuando pienso que te fuiste,

negra sombra que me asombras,

al pie de mis almohadas

vuelves haciéndome burla.

Cuando imagino que te has ido,

en el mismo sol te muestras,

y eres la estrella que brilla

y eres el viento que sopla.

Si cantan, eres tú que cantas,

si lloran, eres tú que lloras,

y eres el murmullo del río,

y eres la noche y eres la aurora.

En todo estás y eres todo,

para mí en mí misma moras,

no me abandonarás nunca,

sombra que siempre me asombras.


Rosalía de Castro (1837-1885) fue una figura emblemática del Rexurdimento gallego. Considerada, junto a Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la poesía española moderna, utilizó la lengua gallega para escribir dos obras claves dentro de su producción literaria: Cantares gallegos (1863) y Follas Novas (1880). En este último, la autora se expresa en versos llenos de melancolía que transmiten un discurso existencial predominantemente pesimista. La saudade -una visión desolada del mundo- constituye el sentimiento fundamental de la obra. Esa vivencia angustiosa y llena de dolor se manifiesta en el poema Negra sombra como un malestar enigmático e inconcreto, una especie de oscuro presentimiento que la acompaña a todas partes. ¿Qué es la negra sombra? El verso "cuando pienso que te fuiste" puede interpretarse como el recuerdo del hijo muerto (un hijo de la escritora murió de forma accidental a los 19 meses; su última hija nació muerta...), pero también puede simbolizar el miedo a la enfermedad, las desavenencias conyugales, su tendencia a la depresión... La negra sombra tiene varias lecturas posibles debido a su múltiple posisemia. Este poema de Rosalía fue también la letra y el motivo de una famosa canción gallega. Versionada por Carlos Núñez y en la voz de la cantante Luz Casal, formaría parte de la banda sonora de la película Mar adentro (2004), dirigida por Alejandro Amenábar. Las últimas palabras de la poetisa, antes de morir a causa de un cáncer de útero, fueron misteriosas: "Abre esa ventana, que quiero ver el mar" (desde las ventanas de su casa de Padrón era imposible ver el mar)

jueves, 20 de octubre de 2011

Dos canciones


Cass Elliot (1941-1974), alias Mama Cass, fue integrante de la banda "The Mamas and the Papas", grupo que consiguió hacer mundialmente famosa su versión de Dream a little dream of me en el año 1968, llegando a vender más de un millón de copias. Una leyenda popular dice que Cass Elliot aumentó en tres notas su registro vocal tras haberse dado un golpe en la cabeza con una tubería durante unas vacaciones en las islas Vírgenes.

De personalidad carismática y poseedora de una magnífica voz, Elliot es recordada por grandes éxitos como: "California dreamin", "Monday, Monday" o "Dream a little dream..." . Mama Cass fue una especie de mito sexual en la cultura hippy de los años 60 ( flower power), y posaría sin ropa y semidesnuda para la portada de la revista Cheetah. Tras la disolución de la banda "The Mamas and the Papas", Cass tuvo una breve y brillante carrera como solista. Estuvo casada en dos ocasiones, y dio a luz una hija en el año 1967. Murió en Londres mientras dormía, con tan sólo 32 años, a causa de un ataque al corazón.


El tema original fue compuesto hacia 1930, con música de Fabian André y letra de Wilbur Schwandt y Gus Kahn. Aunque se cantó por primera vez en el año 1931, el éxito le llegaría en los años 50, formando parte del repertorio del Nat King Cole Trio. Poco después harían versiones del mismo tema Bing Crosby, Dean Martin, Dinah Shore, Louis Armstrong y Ella Fitzgerald... La actriz y cantante Doris Day (arriba, en la foto) cantó una versión muy popular de Dream a little dream of me en la década de los 50.

Diana Krall, Michael Bublé e incluso la española Ana Belén la versionaron, esta última con la letra traducida al español y titulada "Sueño en gris". En la última década la canción volvió a adquirir popularidad al ser incorporada a la banda sonora de la película French kiss, una comedia romántica interpretada por Meg Ryan y Kevin Kline. En el film, la canción fue traducida al francés e interpretada por el grupo británico The Beautiful South.

La canción Cabaret forma parte de la comedia musical del mismo título escrita por Joe Masteroff y estrenada en Broadway en el año 1966. Masteroff se basó en la novela Adiós a Berlín (Christopher Isherwood) a la hora de estructurar el argumento de la obra, y encargó los temas musicales a John Kander (música) y Fred Ebb (letra). Poco después, Cabaret fue adaptada al cine en una inmortal película dirigida por Bob Fosse e interpretada por Liza Minnelli (en el papel de Sally Bowles) y Michael York (en el del escritor inglés). La canción Cabaret es interpretada al final de la historia por una Sally Bowles que ha renunciado a demasiadas cosas en la vida por el calor de los focos, la fascinación de las candilejas y una irrenunciable pasión por los escenarios.

Hija única del director de cine Vincent Minnelli y la cantante y actriz Judy Garland, Liza ha trabajado desde niña en la actuación, el teatro, el espectáculo y las comedias musicales, aunque es recordada, sobre todo, por sus papeles cinematográficos. Ganó el Oscar de la Academia a la mejor Actriz en 1972 por su interpretación de Sally Bowles en la película Cabaret, de Bob Fosse. Participó en otras películas, como Nina (1976), New York, New York (1977) de Martin Scorsese, Arthur el soltero de oro (1980), etc. Como su madre, Judy Garland, Lisa posee un amplísimo registro vocal y un prodigioso talento escénico. En julio del 2011 actuó en el teatro Olympia de París y fue condecorada por el gobierno francés con la Legión de Honor.

jueves, 15 de septiembre de 2011

El viento




Abrazo el palpitar de lo invisible,

el torrente de lluvia proyectada

en prisma transparente, en infinito.

Abrazo el horizonte.

El aire eterno

que alimenta tormentas estelares.

Y solo existe el viento,

la nada y el reflejo de las nubes;

abrazo lo imposible y lo lejano,

el ente de la esencia de lo aéreo...






Silencio



Faltan palabras.

Para hablar ya no hay palabras.

Solo el silencio nos enlaza,

como un hilo de algodón torcido,

porque los gritos enmudecen

y habla el silencio...





Carmen Cabeza Martínez

jueves, 8 de septiembre de 2011

Como un secreto



Al despertar,

había una palabra quemándome

los labios;

expulsé la palabra de mi boca

y la olvidé después.

Pero otras palabras

volvieron esa noche,

un torrente de voces inasibles,

ecos frágiles de telas de araña

que desaparecían siempre

al amanecer,

en el extraño duermevela

que precede al olvido.

Nunca supe quién pronunció

aquellas palabras proscritas,

qué boca se acercaba a mi oído

-cada noche-

y susurraba,

como un secreto,

la clave escondida de tu nombre.


Carmen Cabeza

Cuadro de Gustav Klimt: Mujer con sombrero y boa de plumas (1909)

lunes, 15 de agosto de 2011

Las palabras (Neruda)

"... Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las vevuelvo, las


agito, me las bebo, me las zampo, las trituro las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos


fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplancedientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras."

Pablo Neruda: fragmento del libro de memorias Confieso que he vivido (1973)

lunes, 8 de agosto de 2011

Desmesura



Probé el veneno de la ciudad dorada...

Bajo el tedio monocorde y fiero de los siglos,

multitud,

Babilonia en mis manos,

plata sonora en muros franqueables,

rayos de sol resplandeciente

derramado en mis venas

como aliento de raso,

como aroma sin tiempo.

Paseo en sus jardines

de fértil desmesura,

por los turbios puentes

de abril desconocido,

al paso lento de un río

que anega Babilonia,

mientras la noche

-equinoccial y pagana-

invade sus orillas desmedidas,

el acero sonido de presagios,

el encanto mortífero

de su gastado cuerpo...

Carmen Cabeza
Cuadro de Pieter Brueghel el Viejo: La torre de Babel (1563)

jueves, 28 de julio de 2011

Tres canciones

Las canciones de mis tres últimas entradas forman parte de una maqueta realizada en el estudio de grabación de unos amigos durante el verano del 2010. Ellos me proporcionaron los fondos musicales y yo canté diez temas que ahora, poco a poco, iré presentando en mi blog.



Summertime: Es una de las canciones más versionadas de la historia: se cree que ha sido cantada por más de tres mil vocalistas (conocidos). Originalmente fue compuesta por George Gershwin como una aria de ópera, con letra de DuBose, Ira Gershwin y Dorothy Heyward, para la ópera Porgy and Bess, de 1935. Gershwin empezó a escribir esta canción en diciembre de 1933, en un intento por captar el folklore de la música afroamericana de aquella época. Se trata de una canción de cuna. En la obra se canta tres veces, una en cada Acto de la ópera, pero la canción pasó a convertirse en un clásico del jazz, siendo interpretada por Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Sarah Vaughan, Bessie Smith, Janis Joplin, Louis Armstrong, Miles Davis, Diana Krall, Paloma San Basilio... la lista de nombres es enorme. Personalmente, considero que hay dos versiones insuperables: la más jazzística, en la cálida voz de Ella Fitzgerald, magistral, con unos giros vocales impecables; y la psicodélica, desquiciada y sobrecogedora interpretación de Janis Joplin, con su voz aguda estirándose al filo de la navaja, casi a punto de romperse, como efectivamente se rompería del todo poco después, cuando la cantante murió por culpa de una sobredosis. ¡Impresionante!





Je ne regrette rien llegó a tener tanta popularidad que ha llegado a convertirse en un himno. Su mensaje: "no me arrepiento de nada", lo podemos ver graffiteado en este muro, con el título de la canción traducido al inglés. Cuando la imagen de una cantante llega a convertirse en protagonista de esos altares anónimos erigidos por el pueblo, sabemos que ha llegado a ser parte de él, de sus recuerdos, de sus sueños, de su imaginario colectivo. Este mensaje, lanzado como un grito de rabia, constituye un germen, una resurrección, un principio de vida. Cuando Piaf dice "Je m'en fous du passé" ("me importa un bledo el pasado"), se encuentra desahuciada, casi al final de su vida, pero, a pesar de todo, se identifica plenamente con ese "mi vida comienza hoy", el ayer ha sido "pagado, barrido y olvidado" ("c'est payé, balayé, oublié..."); "je repars á zero" (vuelvo a empezar desde cero...)


Con música de Charles Dumont y letra del escritor Michel Vaucaire, la canción fue escrita en 1956 y cantada por varios artistas que no lograron hacerla conocida en Francia, hasta que, en la voz de Edith Piaf se convirtió en una pieza emblemática.


Hacia un año que la cantante había decidido retirarse de los escenarios debido a sus problemas de salud, pero Dumont y Vaucaire contactaron con Edith (a mediados de 1960) para que grabara una canción que, según los compositores, parecía escrita justamente para ella. Al principio, la Piaf se mostró reticente, pero cuando por fin decide escuchar "Non, je ne regrette rien", se queda fascinada. Según cuenta Dumont: "Cuando empecé a tocar el piano, la actitud de Piaf cambió de inmediato. Me hizo tocar una y otra vez, tal vez unas cinco o seis veces. Dijo que la canción era magnífica, maravillosa, que fue hecha para ella".


Y, por supuesto, el éxito fue total. Tanto que, hoy en día, los dos títulos asociados a su carrera son, sin duda, "La vie en rose" y "Non, je ne regrette rien". Pero Edith Piaf no pudo disfrutar mucho tiempo más de los escenarios. Tres años después, el 10 de octubre de 1963, se produce su fallecimiento, a la edad de 47 años. La mala salud, su adicción a la morfina y los sufrimientos de toda una vida pusieron, prematuramente, punto final a su existencia.






Cry me a river es una balada "jazzy blues" imaginada, en principio, para Ella Fitzgerald como parte de la banda sonora de una película ambientada en los años 20. Al final, la canción no fue incluida en el film, así que la primera en cantarla, en el año 1955, fue Julie London, que convirtió la canción en un gran éxito. El compositor era un músico prácticamente desconocido, Arthur Hamilton, amigo de la London, que luego compuso varias canciones para cine y televisión.

Julie London poseía una voz íntima, grave y sensual, que se adaptaba muy bien al registro del jazz y el blues. Grabó muchos álbumes, además de trabajar como actriz para el cine y la televisión.
Joe Cocker y Michael Bublé, entre muchos otros, hicieron versiones de esta canción, así como Ella F., Natalie Cole, Barbra Streissand, Diana Krall ... ¡y la mismísima Susan Boyle!


Personalmente, mi interpretación favorita es la de Barbra Streissand en televisión, en el show de Dinah Shore, mayo de 1963 (podéis verlo en YouTube). Su actuación resulta espectacular...


miércoles, 29 de junio de 2011

Miguel Hernández, poema



¿Recuerdas aquel cuello, haces memoria

del privilegio aquel, de aquel aquello

que era, almenadamente blanco y bello,

una almena de nata giratoria?

Recuerdo y no recuerdo aquella historia

de marfil expirado en un cabello,

donde aprendió a ceñir el cisne cuello

y a vocear la nieve transitoria.

Recuerdo y no recuerdo aquel cogollo

de estrangulable hielo femenino,

como una lacteada y breve vía.

Y recuerdo aquel beso sin apoyo

que quedó entre mi boca y el camino

de aquel cuello, aquel beso y aquel día.

Texto: Miguel Hernández

Cuadro: Viva el pelo (1928), de Julio Romero de Torres

sábado, 18 de junio de 2011

Lisboa

Ilustración de Gabriel Pacheco


Sobre un mar de glicinias


-inmóvil-


el viento rodea tus letargos ausentes.


Estática, atesoras nostalgias,


encuentros,


memorias de claridad celeste.


Decadente y atlántica,


en tu flujo dormido


besaste un sueño de mórbidas orillas


y un abrazo de sal.


Ahora, desde la melancolía,


tras la calima de indolente azul,


sólo deseas despertar


a la más pura,


irresistible


transparencia del aire...




Carmen Cabeza Martínez

sábado, 11 de junio de 2011

Sin nombre

Cuadro de Vilhelm Hammershoi




Los días te aguardan


- verdes, blancos -


los días sin límite y sin nombre.


Luego aún más tiempo


- vida, rojos, grises -


un arco iris de cosas extrañas


te aguarda.


Eternamente te seguirán,


como la sombra al cuerpo.


Eternamente.


La muerte


no es más que una puerta


abierta de par en par.




Carmen Cabeza Martínez

sábado, 4 de junio de 2011

LA TARDE

Edward Hopper. Habitaciones junto al mar (1951)


Así ha pasado la tarde.

Así se ha ido su alma

y el principio de la noche

sombreó cada recodo de la sala.

                                                     La tarde murió en mis manos

harta de cielos grises;

se ha ido entre versos solitarios,

tristes,

y mañana será la misma

tarde sola.


                                                                            * * * *

                                                    Hoy fue el mar enfermo de resaca

el que bañó de savia las paredes.

Hoy fue el mar enladrillado

en las baldosas de mi casa.

Hoy fueron calles de lluvia cabizbaja
en una ciudad monótona y aburrida...

Hoy fue otro día de lluvia

y mar trampoco de resaca.


Carmen Cabeza Martínez

lunes, 30 de mayo de 2011

Un año de blog




El 28 de mayo del 2010 inicié este blog sin tener prácticamente ni idea de cómo subir imágenes, vídeos, cómo hacer una entrada, etc. Después, con la práctica, y la ayuda de mis amigos, comprobé que era bastante fácil, aunque la informática se me diera muy mal.


Ha pasado un año, y aún continúo con "La voz abierta", esta ventana abierta, como su nombre indica, a los cuatro puntos cardinales, pensada para comunicar, bien sea palabras, emociones, pintura, poesía, opinión...


De este primer año hay reflejados 60 posts, 18.000 visitas y más de cien comentarios, que, como sabéis, son el alimento de cualquier blog, porque sin vuestros comentarios -lo más importante para el blogger- un foro virtual acaba muriendo por inanición, hasta que no te queda más remedio que cerrarlo.


Por eso doy las gracias especialmente a Esmeralda Martí, a Juan Carlos, a Manuel, a Laura, a Betty, a Marga, a María Jesús, a Sinda Miranda, a Julia, a Angels Cindell, a Ana Mª Espinosa, a José Ramón, a Máximo, a Selva, a Sara Vega, a Emmagunst, a Paloma Corrales y a Zanat Medina por sus palabras; a mis seguidores y a todos los que me habéis dejado un comentario anónimo, porque con cada uno de ellos me animáis, semana tras semana, a seguir escribiendo. Gracias a todos.

SALUD

viernes, 27 de mayo de 2011

Incendio ("La tierra y el alba")



Tu cuerpo era un incendio

-tantas veces incendio-

región incandecente de huesos calcinados.

Un resplandor de nieve comestible,

materia candeal, metal ardiente

de trémulo fulgor entre las brasas.


Mi cuerpo fue un incendio,

fuego inútil mi cuerpo

de enardecidas venas incendiadas,

una hoguera la lumbre de los labios

ante de convertirse en tierra,

en polvo de deseos inservibles

que ardieron sin cautela.


Todo el cuerpo fue escombro,

tierra quemada de fósil geología,

cenital la garganta

bajo un manto de piedra,

desolación solar

el musgo de los dedos.


Ahora nos cubre la ceniza,

nos convierte en naturaleza estéril,

en médulas sin gloria

y restos minerales.

Todo ardió en aquel fuego:

la sacralidad del útero infecundo,

los destruidos brazos desde entonces,

cuando tu cuerpo era incendio

tantas veces incendio...

Tu cuerpo incandescente

en un mundo de sombra.

lunes, 23 de mayo de 2011

EDWARD HOPPER ( I )

Chop Suey (1929)


Los Chop Sueys eran restaurantes sin pretensiones, ubicados casi siempre en las plantas superiores de antiguas naves comerciales. En los años 20, sus comedores se convirtieron en reflejo de la moderna sociedad de Nueva York, que acudía allí atraída por su comida china rápida y económica. El cuadro resulta muy llamativo por la luz brillante del sol que entra desde la derecha de la imagen, centrando la atención sobre las dos mujeres. El contraste entre colores fríos y cálidos es muy potente: paredes cálidas, naranjas y ocres del perchero y las ventanas, a diferencia de los malvas y azules de las prendas femeninas... El cuadro posee una dimensión casi cinematográfica; casi se podría hablar de un plano general, con una enorme sensación de dinamismo.

Summer interior (1909)



Este retrato inicia una serie de cuadros acerca de figuras femeninas aisladas dentro de hoteles, habitaciones o lugares de paso. En "Interior de verano" parece habitar una historia; su personaje tiene algo que contar, y quien observa el cuadro es capaz de imaginar un argumento. Es una habitación donde se palpa el silencio, el vacío; una atmósfera opresora llena de devastación y soledad. La mujer da la sensación de estar presa, enjaulada dentro de ese interior bochornoso, cuyas ventanas sólo dejan pasar la luz a través de dos franjas que se reflejan en el suelo. El ambiente es de gran dramatismo; parece que algo terrible le ha sucedido a la mujer. Quizás ha sido abandonada, o se ha enterado de la muerte de alguien cercano... Su parcial desnudez puede sugerir que se ha sometido a un aborto, o que su amante la ha vejado y humillado... En todo caso, su postura corporal no augura nada bueno, sino más bien un derrumbamiento moral.


Automat (1927)
Los Automats eran restaurantes de comida rápida que servían bebidas y platos sencillos a través de máquinas expendedoras de monedas o billetes (originalmente, las máquinas sólo funcionaban con monedas). El primer restaurante "automático" de Estados Unidos se inauguró en Filadelfia en 1902, y el primero en Nueva York, en 1912. A partir de ese momento, se convirtieron en una parte fundamental de la cultura popular de las grandes ciudades. Se trataba de "waiterless restaurants", lugares donde la ausencia de camareros suponía un signo más de la soledad e incomunicación de las grandes urbes, y donde la comida servida por máquinas instaura una nueva señal de despersonalización típica de las sociedades masificadas.

Habitación de hotel (1931)




El escritor John Updike dedicó un poema a este cuadro de Hopper, comparándolo con una obra del pintor holandés Vermeer:



"En combinación, los ojos bajos,
la heroína de esta habitación contempla
una carta abierta sobre sus rodillas desnudas.
Sus ojos y su cara permanecen en la sombra.
El día se extingue en el exterior, vibrante
de una circulación invisible.
En esta habitación, con sus maletas que,
cerca de un sillón de felpa verde de los años 30,
descolorido por el sol, esperan, lastimeras,
ser deshechas,
ya estuvimos antes, antes incluso que la luz
oblicua.
Por algún misterioso testigo
estamos aquí, invitados a respirar
junto a esa mujer sola
que los planos enmarcan sólidamente;
la carta, la joven cosiendo...
así es como Hopper nos dice:
yo soy Vermeer.





Cine en Nueva York (1939)




Se está proyectando una película en un cine elegante: terciopelo escarlata, hermosas lámparas... En un aparte, la acomodadora permanece absorta, aislada de todo, con la luz proyectada sobre ella, como si se tratara del personaje real de la película. ¿Qué secreto guarda? ¿Qué está pensando? Parece cansada, harta de su trabajo; quizá sea sábado por la noche y esté deseando que acabe la sesión para encontrarse con su nueva cita. Hay un misterio que nos intriga; una escena de película que se desarrolla mientras se está proyectando la otra película. Se mezcla la realidad y la ficción.