domingo, 26 de septiembre de 2010

LUNA LLENA ("Viento maldito")

Imagen: Rafel Olbinsky


La luna me hiere y me sonríe

desde los lechos blancos.



Me está matando y sonriendo

vistiéndome con rayos

de luz fría y azulada.



Junto al sordo latir de la crisálida,

la luna me hiere y me sonríe

desde su esfera blanca...



Está brillando en el espejo,

como un cuchillo,

y la siento,

en su naufragio,

clavarme puñales de azahar...



Sobre la piel desnuda de la noche,

sobre el aullido mágico del viento,

la luna me mata y me sonríe

pariendo con torrentes de azucena...


Carmen Cabeza Martínez

sábado, 18 de septiembre de 2010

ABRAZO ("Viento maldito")

Desnudo con medias rojas, de Giuseppe de Nittis (1879)












Sus brazos te rodean
-se alargan-
formando un nudo de carne
en la cintura tronchada,
mientras la piel jadea,
cercada por un deseo de jazmín
que estrecha su tallo a borbotones.

El cuerpo se repliega,
secciona la blancura hasta el gemido
tensando la abrazada nuca
excavada,
mordida...

Hundido en tu cuello,
sus manos enlazan el tronco
hasta lograr un torniquete de azucena
que se desgaja en pétalos mojados...



Carmen Cabeza

domingo, 12 de septiembre de 2010

LA TIERRA AMANECIDA ("La tierra y el alba")

Campo de trigo con cuervos de Vincent Van Gogh



Planetas, pulsos, lluvias estelares,

íntima geografía de la carne,

espacio visceral

de órganos y húmedas raíces

que gravitan bajo los cuerpos

en un instante ciego de ebriedad

y vino derramado.

Amanece la tierra,

turgencias vegetales

de sangre inagotada,

de células sensibles,

de vida poderosa...


Carnal y amanecida,

la tierra se impregna

de vastos territorios:

una hemorragia extensa

de frutales, de savia,

de surcos ocres sobre su vientre.


Abierta.

Enteramente fértil.

Hendida por los rayos

de un alba incandescente.



Carmen Cabeza Martínez

viernes, 10 de septiembre de 2010

EN LOS CAMPOS DE FLANDES




En los campos de Flandes
se mecen las amapolas
entre hileras de cruces
que señalan nuestra tumba.

Las alondras cantan desafiantes pese a todo;
vuelan oyendo apenas el fragor de los cañones.

Somos los muertos.

Hace pocos días vivíamos,
sentíamos el amanecer,
veíamos el brillo del crepúsculo,
amábamos y éramos amados...

Ahora yacemos en los campos de Flandes.

Resume nuestra lucha con el enemigo.
De nuestras manos inertes
te lanzamos la antorcha;
es tu tarea mantenerla bien alta.

Si faltas a la palabra
que nos diste a los muertos,
nunca descansaremos,
aunque florezcan las amapolas
en los campos de Flandes.

JOHN McCRAE (primavera de 1915)
John McCrae (1872 -1918), autor y médico canadiense, fue enviado al frente como cirujano de campo durante la primera guerra mundial. Escribió este poema tras la batalla de Yprés, donde resultó muerto un amigo suyo. Con el tiempo, En los campos de Flandes llegaría a ser la obra más popular de la 1ª G. M. en países de habla inglesa, y convertiría a la amapola, una flor que se multiplica entre la tierra removida de los cementerios, en un símbolo de la paz.