Planetas, pulsos, lluvias estelares,
íntima geografía de la carne,
espacio visceral
de órganos y húmedas raíces
que gravitan bajo los cuerpos
en un instante ciego de ebriedad
y vino derramado.
Amanece la tierra,
turgencias vegetales
de sangre inagotada,
de células sensibles,
de vida poderosa...
Carnal y amanecida,
la tierra se impregna
de vastos territorios:
una hemorragia extensa
de frutales, de savia,
de surcos ocres sobre su vientre.
Abierta.
Enteramente fértil.
Hendida por los rayos
de un alba incandescente.
Carmen Cabeza Martínez
Me ha gustado tu blog, tengo que dedicarle tiempo porque merece la pena, creo que tienes mucha sensibilidad y mucho que decir, prometo seguirte. Es un blog distinto lleno de arte.
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